Tipos de vacunas: atenuadas e inactivadas

Las vacunas se pueden clasificar en dos tipos principales en función de si son vivas atenuadas o si son vacunas inactivadas.

Las vacunas vivas atenuadas se producen a partir del virus o bacteria patógeno, pero modificándolo para que no produzca la enfermedad, y manteniendo su capacidad para replicarse y para inducir la formación de anticuerpos en el organismo en el que se encuentran. A estas dos características, la replicación propia y la respuesta en la formación de anticuerpos, se denomina inmunogenicidad. Este tipo de vacunas inducen una alta formación de anticuerpos, por lo que una única dosis suele ser suficiente y sus efectos suelen durar mucho tiempo, pero pueden llegar a producir la enfermedad aunque sea en una forma mucho más leve. Son vacunas que se pueden deteriorar con facilidad, deben ser almacenadas en un rango de temperaturas específico y no pueden ser expuestas a la luz.

Las vacunas inactivadas contienen virus o bacterias que pueden estar enteros o fraccionados. Inducen menos inmunogenicidad que las vivas atenuadas. Debido a esto en muchas ocasiones se le añade a las vacunas algún adyuvante, y puede requerir de varias dosis para que se produzca la respuesta inmune. Estas vacunas inactivadas son más seguras,  porque no pueden replicarse dentro del organismo. Esto podría ocurrir en algunos casos en las vacunas vivas atenuadas, especialmente si las personas están inmunodeprimidas.

En este cuadro se muestran la clasificación de las vacunas según estos dos tipos:

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